Contradanza

Las obras escénicas de Contradanza se destacaron por su constante búsqueda de un lenguaje propio, inicialmente influenciado por la danza-teatro del neoexpresionismo alemán y el postmodernismo norteamericano. En 1995, el grupo vivió un momento clave en su desarrollo al sistematizar sus metodologías de creación, investigación escénica y composición. Esto dio lugar a la creación de un espacio de formación en danza, consolidando así una escuela vinculada al colectivo Contradanza en Montevideo.

Los documentos relacionados con el grupo permiten descubrir las particularidades de sus obras y contenidos, al mismo tiempo que revelan los diversos enfoques que desarrollaban para la práctica del movimiento. Estas prácticas, ligadas a la creación, fluctuaban entre la adhesión y el distanciamiento de las técnicas codificadas de danza, dependiendo de la obra, el tema o el contexto. Así, exploraban desde la improvisación escénica total hasta coreografías minuciosamente definidas y configuradas de antemano.

De esta manera, Contradanza trazó un camino significativo dentro de la historia de la danza contemporánea en Uruguay y en la región. No obstante, este no fue el único recorrido, ya que otras/os coreógrafas/os y bailarinas/es contemporáneas/os también estaban forjando sus propios caminos, cada cual con sus especificidades y genealogías.